miércoles, mayo 23, 2007

Comunicación en tiempos de crisis...

¿Libertad de prensa británica?

Por Jocelyne Álvarez

La libertad de prensa británica se encuentra centralizada sobre la BBC. Ante los atentados en la capital del Reino Unido, los periodistas se cuestionan por qué no existe material al respecto.

No existen imágenes elocuentes sobre la tragedia en Londres; si acaso, material fotográfico que muestra rostros desconcertados y llorosos. Nada que demuestre la magnitud de los atentados del pasado mes de julio. Ante esto, la prensa internacional se replantea el papel de los medios ante las catástrofes que suceden en el mundo.

Los medios británicos, el Ministerio de Interior y los organismos policiales, todos conjuntamente, llegaron a la conclusión de no mostrar imágenes de “las duras”. Quizá como muestra preventiva o quizá como muestra de respeto y consideración ante la magnitud de los ataques. Sin embargo, esto pone en juego el acervo histórico de lo que la capital londinense experimentó ante los ataques. Ni qué decir de la libertad de prensa y de expresión.

Se acusa al sistema mediático inglés de estar centralizado sobre la BBC, dos canales televisivos nacionales y una serie de diarios como el Times, Guardian, Independent y el Observer. Son ellos los que, en términos de medios, determinan la agenda de los temas a tratar en el país. Son ellos los que, además, orientan la opinión pública hacia ciertas tendencias y líneas de pensamiento.

Si se comparan las líneas de acción mediática y de pensamiento de otros acontecimientos similares, sin embargo, se encuentran diferencias sustanciales. Tomemos el 11 de septiembre, un acontecimiento que fue llevado por la prensa nacional e internacional hasta las últimas imágenes. No faltaron las fotografías de los cuerpos caídos ni las caras de desesperación de los televidentes, así como los videos de los aviones estrellándose contra las Torres Gemelas, una y otra vez, en la televisión.

¿Pero qué hay detrás de las imágenes mostradas? Evidentemente, una estrategia comunicativa avalada por el gobierno. En el caso americano, quedó manifestado a través de los medios la necesidad de hacer pasar al gobierno como víctima y de reinterpretar las intenciones de los terroristas, hasta el punto de mostrarlos como entes casi “diabólicos”. Si bien los atentados no están justificados bajo ningún pretexto, tampoco lo está el satanizar a los antagonistas a base de tergiversaciones y mentiras, tal como lo hicieron los medios y el gobierno americanos.

La estrategia comunicativa tan sobria del gobierno británico considera varios elementos, tales como la necesidad de respeto por el dolor de las víctimas o el suavizar el trauma y la confianza de la sociedad. El efecto de la sociedad americana, por el contrario, ante el tratamiento mediático del 11 de septiembre fue el asesinato de más de 200 personas con rasgos árabes.

¿Está justificada la censura británica ante acontecimientos como el atentado en Londres? Estas medidas han servido para prevenir reacciones sociales como la americana; si bien Tony Blair ha manipulado la interpretación de los atentados, dando a entender que fueron consecuencia del G8 a favor de África; la BBC no ha cumplido con su misión de órgano independiente de información, proyectando la imagen de agencia parcial y tendenciosa.

¿Qué pasa con la ética periodística? Ante una crisis, es importante contemplar que, lejos de intereses partidistas o gubernamentales, el periodismo se debe a sus lectores y a la población, a quien sirve tratando de darle la mejor información; y la verdad de los hechos no está peleada con la calidad informativa. Como partícipes del proceso informativo y de comunicación, los periodistas no deben olvidar que están al servicio de la gente y que su compromiso con ella es ofrecerle la verdad de los acontecimientos, por más duros que éstos sean.

Patriotismo y periodismo (sobre el artículo de Bill Kovach)


por Andrea Ortega


Las tragedias unen a las naciones, y las unen a través de los medios masivos de comunicación.

La catástrofe terrorista del 11 de septiembre trajo a los medios, en específico a la televisión, audiencias que no se registraban desde la Guerra del Golfo.

El sentimiento patriótico que une a los Estados Unidos se acentúa en tiempos de guerra y de amenazas. Es entonces, cuando la tarea de los medios masivos enfocados a la información se vuelve fundamental. Las personas, en estado de crisis, necesitan la garantía del medio fiel y que transmite información certera. Depositan su confianza completa en los noticiarios, en los periódicos, la radio, las agencias de noticias.

Para aquellos que están lejos de los hechos que amenazan a su nación, y que son mayoría, es absolutamente necesario tener reportes completos y confiables de lo que pasa a cada minuto.

Es entonces cuando el periodista se vuelve menos crítico y más servicial. Aquel que tiene acceso a la información de primera mano sabe que debe transmitir la mayor cantidad de ésta, porque el público a quien le habla no es sólo una audiencia, sino es una nación necesitada. Pero, ¿Es ésta la tarea del periodista? ¿Debe dejar de lado la visión crítica, analítica y cuestionadora que define la labor periodística y la hace distinta de una mera transmisión de datos?

En un sistema democrático ideal, la audiencias, es decir, el pueblo, estaría consciente de que es tarea del periodista analizar los comportamientos de las autoridades, de las personas, las situaciones que rodean al hecho, cuestionar las causas y hasta denunciar las faltas que se cometan y él sea capaz de detectar. Sin embargo, no existe al día de hoy una democracia ideal.

Se habla de patriotismo en el periodismo, pero ¿Hasta que punto la alineación de todos los ciudadanos de acuerdo a las decisiones tomadas por el Estado es patriótica? ¿Qué tanto deben los medios abusar de su poder de creación de opinión pública y crear así una opinión generalizada con el fin de propagar la calma en tiempos de guerra y amenaza? ¿Es poco ético crear debate público durante un conflicto bélico o una inestabilidad, cuando, lo que se espera crear es concordia entre los ciudadanos y mantener la paz social?

El periodista debe ser independiente del Estado, no debe estar comprometido a apoyar las decisiones que éste tome, y mucho menos si éstas dañan a los ciudadanos, que son finalmente para quienes trabaja la labor periodística.